Hay compañías que sienten siempre que forman parte importante de la sociedad en la que desarrollan su actividad. Y sin perder su objetivo como empresa, que es el ser rentable, intensifican su compromiso por contribuir al progreso social, ambiental y económico del entorno y de las personas que lo habitan.
Cuando en 2008 Satoshi Nakamoto creó la primera criptomoneda, nadie podía imaginar que se iniciaba una era que, basada en la tecnología blockchain, iría poco a poco abarcando diferentes aspectos de la actividad financiera y mercantil. Hasta el punto de que se ha convertido en una forma cada vez más fiable de garantizar y, sobre todo, de aportar agilidad y reducción de costes a la gestión empresarial y logística.